No sé

Todos pensamos, bueno, al menos yo pensaba que nunca me iba a pasar... que él era diferente ¿saben? cuando tienes mucha FÉ en alguien.
Y de pronto un dia todo se desmoronó.
La verdad no supe (de hecho NO SÉ) como reaccionar, en momentos como este ODIO que la razón y el corazón no coincidan.
Siento un vacío en el estómago, pero me doy cuenta que es mas bien un vacío de emociones.
Estoy en shock, no he sabido reaccionar ante la situación, en ratos pienso: Ya se llegó la hora algún día tenía que terminar ¿o no?. Y despues, cuando mi sentimentalismo se apodera de mi, pienso en darle una oportunidad LA ULTIMA, esto me causa temor a que algún día llegen a ser 100 oportunidades y la neta no lo mereces.
No sé si me mereces, sé que soy mucho y que lo que hiciste está mal. Pero tienes poder de convencimiento, creémelo. En este momento estoy en un punto muerto, no veo con claridad, quiero que sea un sueño.
Para mí eres el centro del mundo, pero recuerda que en ese mundo yo sigo existiendo.
Es más, no estoy segura de lo que digo/pienso, de hecho creo que al terminar este escrito me parecera un tanto sin sentido, solo escribo lo que pasa por mi mente en este instante. Creo que ya te perdoné, pero no sé si quiera seguir con esto, no sé si los "te amo" que salen de mi boca son reales, no sé si los besos que te doy los siento, no se si mis lágrimas son por tí o por mí.
Me heriste, me fallaste y prometiste no hacerlo más, te escuché sincero... pero nada me asegura que no harás lo mismo. He buscado respuesta en muchas partes y no la encuentro, creo que temo a tener que decidir, a tener que decirte "lo siento, no hay más oportuniades para tí, te equivocaste y no pretendas que todo siga igual, ojalá y ella valga esta ruptura".
Me vienen muchas cosas a la mente.
A veces duele aceptar que perdiste, pero sabes estoy tan feliz de haberlo dado todo, fui honesta contigo al 100% que lástima que me estes perdiendo, que me hayas perdido.
Porque ¿sabes? mujeres como yo no se encuentran fácil, tenlo por seguro.
Ya no sé si te quiero de vuelta.
Tu te lo has buscado.

Soy mucho para tí.


Sofía




Corría, el aire no saciaba sus pulmones. El viento moldeaba un hermoso oleaje en su cabello castaño que la hacía parecer casi irresistible.

Todas las tardes Sofía acostumbraba comprar un café –un latte macchiato para ser precisos- , era ya una costumbre. Siempre acudía a la misma cafetería en la esquina de la plaza, aquella que fue fundada en mil ochocientos setenta –al menos eso decía el cartel de la entrada-.

¿ Para que arriesgarme a probar un sabor diferente? –pensaba, ante la curiosidad de visitar una nueva cafetería-.

Es ahí donde el destino juega un papel importante, porque a veces ocurren eventos inexplicables que marcarán la vida de alguien.

La tarde del veintidós de febrero a las siete catorce a Sofía se le ocurrió la magnífica idea de cambiar de establecimiento, dio la vuelta y se decidió a entrar a la primer cafetería que encontrase. Tardó cinco minutos en encontrarla, era un lugar nuevo con decoración minimalista, en la fachada se hacía notar el nombre del establecimiento en letras luminosas “il cafetto” .

Se sentó en un sillón rojo. Había música, más no distinguía el autor, ni el género porque Él estaba ahí.

Y al hablar de “él” no me refiero precisamente a alguien que Sofía conociera, sino mas bien Él… el único, aquel que sin conocer, era ya el hombre de su vida.

Este personaje, único en su categoría. Alto, ojos marrones y un aspecto poco desaliñado se acercó. Su boca gesticulaba algunas palabras que a Sofía le costaba entender, ya que su atención estaba enfocada totalmente en los ojos de aquel muchacho.
-Un expresso por favor- Ordenó Sofía.
El chico escribió unos garabatos en la pequeña libreta azul y se retiró.
Unos minutos después volvió con una diminuta taza y la colocó encima de la mesa, en ese momento Sofía pudo sentir como el vacío de su corazón se iba llenando poco a poco.

El café era insípido, tal vez porque sus papilas gustativas no tenían ganas de sentir sabores, estaban ocupadas imaginándose siendo usadas en un cálido beso.
La diminuta taza no disminuía su contenido, a pesar que habían pasado ya, más de veinte minutos.
Sofía pidió la cuenta, pagó y se fue a su casa. Esa noche no pudo dormir, las mariposas en su estomago le impedían conciliar el sueño.

Al día siguiente volvió a la cafetería, Él estaba ahí.
-Buenas tardes, ¿Qué se te ofrece?- La sonrisa en su rostro lo hacía parecer aun mas encantador.
Sofía se acercó, y sin vacilar un instante cerró los ojos y le dio un beso, que fue correspondido. Después de dicho beso, dio la vuelta y se fue.

Las mariposas siguieron presentes todo el día, lo cual no la incomodaba en lo absoluto. Su rostro dibujaba una sonrisa permanente. Había sido el mejor beso de su vida, sin duda.

Tardó una semana en volver a “Il cafetto”. Esta vez eligió una silla negra cerca de una barra.
El chico se acercó a pedir la orden. –Un latte macchiato, por favor- Contestó Sofía.

Rato después, Él volvió con la taza y la colocó en la mesa, a un lado de una servilleta. Se retiró.

Al comenzar a beber el café Sofía notó que había algo escrito en la servilleta:
“Eduardo 859 782 12 35
Gracias por aquel beso inolvidable”.

Bebió todo el café, dobló la servilleta en cuatro partes, dejó el dinero en la mesa y salió del lugar.

Corría, el aire no saciaba sus pulmones. El viento moldeaba un hermoso oleaje en su cabello castaño que la hacía parecer casi irresistible.

Tomó la servilleta pulcramente doblada y la arrojó a un cesto de basura. Sofía no volvió nunca a aquella cafetería.




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